Desde los tiempos más remotos de la historia, el hombre ha luchado por establecer un sistema de identificación que permitiera diferenciarlo de sus semejantes. Para conseguir este fin, se ha acudido a una serie de rasgos característicos y datos singulares que cada individuo tiene y que favorecen su reconocimiento. Diversos métodos se han empleado a través de los siglos: bárbaros y vejatorios unos (marcas con hierros candentes, mutilaciones, tatuajes, etc.), cientificos otros, como la antropometría y la dactiloscopia; pero de todos ellos, unos fueron desechados por crueles, otros, la mayoría de los propuestos, fueron abandonados por poco prácticos e ineficaces y no reunir las cualidades indispensables para ser considerados métodos dignos de ser aceptados con algún éxito, y únicamente el sistema dactiloscópico, consistente en identificar a las personas a través de los dibujos de las yemas de los dedos de las manos, vigente en la actualidad en prácticamente todo el mundo, está considerado como el sistema más práctico, sencillo y económico de identificación. Aún hoy, que se cuenta con medios muy sofisticados y se sugieren nuevos métodos de identificación, es difícil que aparezca un sistema más fácil, más práctico y más infalible que el dactiloscópico.
El creador de este sistema dactiloscópico fue el argentino Juan Vucetich en el año 1891, siendo puesto en funcionamiento de forma oficial en Buenos Aires en 1896.
Este método es superior a todos los existentes hasta entonces por su claridad y sencillez, consiguiendo establecer, por primera vez, una clasificación de los distintos tipos de figuras dactilares o dactilogramas.
En España fue introducido por D. Federico Olóriz Aguilera, Catedrático de Anatomía de la Universidad Central de Madrid, aunque con algunas modificaciones y mejoras, siendo adoptado en 1909 por el Cuerpo de Prisiones, en 1911 por el General de la Policía, y en 1914 por el de la Guardia Civil.
También, por la misma época en que Vucetich hacia su genial descubrimiento, E. R. Henry logró confeccionar otro sistema dactilar que se empezó a aplicar en 1897 en toda la India inglesa.
La investigación
Es un hecho que a cualquiera le pueden robar su identidad y que los lectores digitales no diferencian las huellas humanas de las clonadas. También, que el viejo sistema de la lupa ya no es suficiente para determinar la real procedencia de una huella; al ojo humano las huellas son iguales y pasan como originales. Un caso recienteEl del almirante retirado Gabriel Ernesto Arango Bacci, al que la Fiscalía profirió medida de aseguramiento para que responda por sus presuntos vínculos con el narcotráfico.La Fiscalía sindica a Arango de los delitos de cohecho y concierto para delinquir, porque su huella aparece en un recibo por el pago de 115 mil dólares de la mafia. También por haber suministrado información sobre rutas donde la Armada hacía patrullajes en el Mar Caribe. Pero fue precisamente con la aplicación de la microdactiloscopia, que se demostró que la huella del ex contralmirante fue clonada.
LOS LECTORES DE HUELLAS
Después de varios experimentos, es claro que las huellas artificiales no son reconocidas por los lectores digitales -o máquina AFIS-, que trabajan escaneando huellas, como las que tiene la Registraduría Nacional.
Otras suplantaciones: El método más sencillo para suplantar la identidad es por medio de una fotocopia o escaneando la cedula original.Un delincuente puede utilizar una fotocopia olvidada en la basura de una papelería, cambia la fotografía y la huella y conserva los datos y el número de la cédula. Este método se utiliza con mucha frecuencia para comprar celulares y planes de minutos.
Estudio de “huellas” o impresiones dactilares que se encuentran en documentos de cualquier naturaleza (públicos o privados).
Los anteriores cotejos dactilares tienen como principal objetivo determinar si la impresión dactilar cuestionada corresponde o pertenece a una persona en particular logrando su identidad plena.
También es posible determinar mediante métodos comparativos si la “huella” o impresión dactilar proviene del rodamiento natural y directo del dedo , o si por el contrario se trata de una impresión indirecta derivada de un sello o si se trata de huella dactilar escaneada , fotocopiada o transferida de manera dolosa. Además, el perito en lofoscopia lleva a cabo las siguientes actividades:
Tomar impresiones con propósitos administrativos y judiciales.
Clasificar mediante formulación dactiloscópica en fichas decadactilares las impresiones sometidas a estudio.
Buscar impresiones dermo papilares en el lugar de los hechos (huellas latentes).
Hacer cotejos o comparaciones entre huellas y efectuar búsquedas especializadas para individualización de personas.
Validar la impresión de la cedula frente al titular del documento en exámenes o eliminatorias académicas.
Emitir dictámenes para que obren como EMP en casos civiles y penales.
Actualmente al área de lofoscopía también se le denomina de identificación, porque todas las actividades que ahí se realizan se hacen para esos fines.
LA MUJER CERCENO EL DEDO ÍNDICE, PARA COBRAR LA PENSIÓN.
Hace tres años, en Cartagena, fue arrestada en medio del multitudinario entierro del cantante de champeta ‘El Johnky’, una mujer que hoy tiene 44 años llamada Adalgiza Esther Zabaleta, autora de un crimen que más parece la trama de una película de ciencia ficción.
La Policía la buscaba desde hacía seis meses cuando descubrió que en el patio de su casa en Barranquilla, estaba enterrado el cuerpo de Augusto Herazo, un pensionado de Foncolpuertos que fue su pareja durante cinco años.
Según la investigación, Adalgiza y su hijo Yesid (hijastro del pensionado), ahorcaron y apuñalaron a Herazo en octubre de 2000, cavaron un hueco en el patio de la vivienda y antes de sepultarlo le cortaron el índice derecho. Su intención no era otra que usar la huella dactilar para cobrar la pensión, cosa que lograron durante dos años.
Pero esto no se supo por investigaciones judiciales. Se dedujo cuando la Policía encontró el dedo de Herazo en el congelador de la nevera de Adalgiza. Hasta ese momento nadie dudaba de la mujer que mensualmente cobraba la pensión de su marido, entre otras cosas porque la huella dactilar siempre ha sido una prueba de identidad incuestionable. Y ella tenía la de Herazo.
Hoy Adalgiza paga una condena de 12 años y medio de cárcel. Pero para los investigadores judiciales el asunto de la huella robada no terminó con el arresto de la mujer. Era evidente que la huella no podía seguir considerándose como “identidad plena” y mucho menos ahora, cuando la tecnología y los sistemas de impresión son inimaginables.
Incluso, clonar huellas es algo tan sencillo, que este año quedó públicamente demostrado en el programa de televisión Cazadores de Mitos de Discovery Channel.
Los conductores engañaron a un lector de huellas para abrir una puerta, primero utilizando una huella robada y un gel balístico (imita la carne humana); y luego con una simple fotocopia.
Sin embargo las huellas siguen teniendo gran protagonismo: hay carros sin llaves, se puede comprar por Internet solo apoyando el dedo y este año, en las modernas tiendas de Shanghai, se ha comenzado a utilizar un sistema de pago que sustituye a la tarjeta de crédito por las huellas dactilares de los clientes.
La prueba Dactiloscópica y su impugnación Documento para abogados de la defensa
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